La despreciable táctica política del "mal menor"
Este mismo día se celebran las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Con las votaciones de hoy se obtendrá un resultado histórico, ya sea por la posibilidad de que por primera vez la gran potencia mundial sea gobernada por una mujer o por la amenaza de que el país del gran sueño americano acabe convirtiéndose en la pesadilla de la población americana y de gran parte del resto de países.
En otras ocasiones, albergar la idea que una candidata que ostentara un pasado cuanto menos nublado; unos apoyos como las principales compañías bancarias responsables del boom inmobiliario del 2008 y una aterradora afición por invadir países; fuera la favorita a sentarse en la Casa Blanca sería una utopía. Pero en pleno 2016 y sin ningún candidato de izquierdas realmente, que Clinton llegue al poder es un mal menor por tal de evitar que llegue Donald Trump.
De facto, en pleno siglo XXI, época caracterizada por el “avance” de la sociedad, por el progreso de todos los países, por el gran paso en cuanto a bienestar social y medicina, y por el gran desarrollo tecnológico, la ciencia política parece haber retrocedido y en lugar de hacer más fácil la vida a sus representados no optan más que a tomar medidas utilizando la norma del mal menor.
En España, por no ir muy lejos, los socialistas han decidido que la primera legislatura de Rajoy no había sido bastante catastrófica y por ello nos merecemos otros cuatro años más. La gestora del PSOE considera que, para la población española, la cual el 30.3% cobra menos de 600€ al mes, que sigan durante un mandato más los recortes, la precariedad laboral, la pobreza y el mal uso de las fortalezas energéticas de nuestro país es un mal menor. ¿Pero es un mal menor para los ciudadanos o lo es para el PSOE que de haber ido a terceras elecciones hubiera perdido escaños?
Al fin y al cabo, uno llega a pensar que la famosa crisis empezada en 2008 nunca llegará a su fin. No se trataba de una fase del ciclo económico que tarde o pronto se alzaría de nuevo, si no que ha sido un “trance” por el que la sociedad debía pasar para que los ricos pudieran hacerse más ricos si cabe y la clase obrera tragará medidas que le perjudicaban dentro del ámbito del mal menor.
Porque si nos paramos a pensar siempre que se ha intentado cambiar algo nos hemos encontrado con la respuesta: “podríamos estar peor”. Casos que tendrían que hervirnos la sangre pero que, todo lo contrario, nos confortan al resguardarnos en la práctica del mal menor.
- “Cobro 800€” / “Soy mujer y cobro un 25% menos que un hombre por el simple hecho de ser mujer”. Pues sed agradecidos, tanto el que cobra esa miseria como las que injustamente son víctimas del machismo instalado en el sistema; que hay mucha gente que cobra menos y ni siquiera encuentra trabajo desde hace años.
- “Han cerrado la planta de neurología de mi Hospital”. Pues en realidad para mí es un mal menor ya que de momento no lo había necesitado, ya si eso lo lloraremos cuando nos toque más directamente, porque conforme está el país ahora mismo eso es un mal menor.
Estas situaciones se repiten dentro de la sociedad española, por desgracia, sea en el ámbito que sea, tanto corrupción, como educación, el trato a los refugiados, la precariedad laboral, etc.
En definitiva, la crisis, que, por cierto, fue iniciada por uno de aquellos bancos que ha apoyado la campaña de Hillary Clinton, no es un bache del que todos nos levantaremos, es un empujón a la clase obrera con el que los ricos agrandan su riqueza y así se encuentran más holgados entre la muchedumbre. ¿Acaso pensáis que recuperaremos todo lo perdido una vez dejemos la crisis atrás? ¿Por qué hemos tenido que convivir con los “males menores” mientras la clase alta y los políticos han estado viviendo mejor que nunca?
Juan Revelles Tur
Estudiant de Periodisme en la UMH
En otras ocasiones, albergar la idea que una candidata que ostentara un pasado cuanto menos nublado; unos apoyos como las principales compañías bancarias responsables del boom inmobiliario del 2008 y una aterradora afición por invadir países; fuera la favorita a sentarse en la Casa Blanca sería una utopía. Pero en pleno 2016 y sin ningún candidato de izquierdas realmente, que Clinton llegue al poder es un mal menor por tal de evitar que llegue Donald Trump.
De facto, en pleno siglo XXI, época caracterizada por el “avance” de la sociedad, por el progreso de todos los países, por el gran paso en cuanto a bienestar social y medicina, y por el gran desarrollo tecnológico, la ciencia política parece haber retrocedido y en lugar de hacer más fácil la vida a sus representados no optan más que a tomar medidas utilizando la norma del mal menor.
En España, por no ir muy lejos, los socialistas han decidido que la primera legislatura de Rajoy no había sido bastante catastrófica y por ello nos merecemos otros cuatro años más. La gestora del PSOE considera que, para la población española, la cual el 30.3% cobra menos de 600€ al mes, que sigan durante un mandato más los recortes, la precariedad laboral, la pobreza y el mal uso de las fortalezas energéticas de nuestro país es un mal menor. ¿Pero es un mal menor para los ciudadanos o lo es para el PSOE que de haber ido a terceras elecciones hubiera perdido escaños?
Al fin y al cabo, uno llega a pensar que la famosa crisis empezada en 2008 nunca llegará a su fin. No se trataba de una fase del ciclo económico que tarde o pronto se alzaría de nuevo, si no que ha sido un “trance” por el que la sociedad debía pasar para que los ricos pudieran hacerse más ricos si cabe y la clase obrera tragará medidas que le perjudicaban dentro del ámbito del mal menor.
Porque si nos paramos a pensar siempre que se ha intentado cambiar algo nos hemos encontrado con la respuesta: “podríamos estar peor”. Casos que tendrían que hervirnos la sangre pero que, todo lo contrario, nos confortan al resguardarnos en la práctica del mal menor.
- “Cobro 800€” / “Soy mujer y cobro un 25% menos que un hombre por el simple hecho de ser mujer”. Pues sed agradecidos, tanto el que cobra esa miseria como las que injustamente son víctimas del machismo instalado en el sistema; que hay mucha gente que cobra menos y ni siquiera encuentra trabajo desde hace años.
- “Han cerrado la planta de neurología de mi Hospital”. Pues en realidad para mí es un mal menor ya que de momento no lo había necesitado, ya si eso lo lloraremos cuando nos toque más directamente, porque conforme está el país ahora mismo eso es un mal menor.
Estas situaciones se repiten dentro de la sociedad española, por desgracia, sea en el ámbito que sea, tanto corrupción, como educación, el trato a los refugiados, la precariedad laboral, etc.
En definitiva, la crisis, que, por cierto, fue iniciada por uno de aquellos bancos que ha apoyado la campaña de Hillary Clinton, no es un bache del que todos nos levantaremos, es un empujón a la clase obrera con el que los ricos agrandan su riqueza y así se encuentran más holgados entre la muchedumbre. ¿Acaso pensáis que recuperaremos todo lo perdido una vez dejemos la crisis atrás? ¿Por qué hemos tenido que convivir con los “males menores” mientras la clase alta y los políticos han estado viviendo mejor que nunca?
Juan Revelles Tur
Estudiant de Periodisme en la UMH
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