Domingo, 21 de Septiembre de 2025

Actualizada Domingo, 21 de Septiembre de 2025 a las 12:03:55 horas

Jueves, 13 de Octubre de 2016 Tiempo de lectura:
Artículo de opinión ciudadana

Simeone's, Belén Esteban y la oveja negra

Este sábado empieza la nueva temporada del futbol base en las categorías pertenecientes al futbol ocho. Los bares vuelven a encender las planchas con las que intentarán saciar el apetito de los pequeños jugadores hambrientos después del gran esfuerzo del partido. Los encargados de mantenimiento volverán a sacar sus rosarios del cajón con tal de convencer al de ahí arriba que los niños no dejen los vestuarios como si de Sarajevo, en sus peores tiempos, se tratara. Los entrenadores compran su cajita de Ibuprofenos, porque algunos sábados se suelen hacer largos, especialmente cuando juegas fuera y tienes que esperar a que acabe el otro partido de tu misma escuela.

También los padres cargan las pilas, ¡ay los padres!, aquellos protagonistas secundarios que cada año adquieren mayor cuota de protagonismo, en detrimento de las pequeñas estrellas, llegando a rozar el esperpento e incluso la violencia en alguna ocasión.


Y es que en una sociedad y un deporte en el que con el paso del tiempo siempre se va buscando el progreso y la evolución, una arista del triángulo formado por entrenadores, niños y padres cada vez flaquea más, y no digo nada nuevo si afirmo que es el último grupo el que con el paso del tiempo o de las generaciones ha involucionado.


Mi madre, tratando de concienciarme sobre la importancia de estudiar me dijo: “Aunque las dos profesiones sean igual de dignas, un médico podría trabajar de peón, pero un peón no podría operar”. Ahora tras mucho tiempo me he percatado que mi madre se quedó corta en su frase, porque el peón no podrá operar, pero sí que puede llegar entrenar hasta a la mismísima selección nacional, al igual que cualquier médico… ¿Acaso no llevamos todos los españoles un entrenador dentro?


Y así sucede, aquellos que se creen mejores que Lopetegui o Del Bosque, llegan al partido de sus hijos y echando por tierra el trabajo que realiza el entrenador de su hijo durante la semana, se colocan detrás de una portería o recorren la banda dando instrucciones como si fueran el cholo Simeone, algunos hasta lo superan en intensidad, que ya es difícil.


Pero no, no están solos, al igual que en el Calderón el míster argentino está arropado por miles de voces, nuestros papás “simeones” están arropados por otros padres, los cuáles interpretan otros roles.


En primera línea de la grada o de la valla, siempre al lado del “Simeone de turno”, se encuentra la Belén Esteban futbolera, aquel padre o madre sobreprotector que por su “hijo mata”, como diría la “gran escritora” y colaboradora de Sálvame. Este rol lo interpretan los padres que ven faltas al mínimo contacto del rival con su hijo, que no dejan ir al niño al entrenamiento si llueve o que equipan al pequeño con tantas prendas térmicas que no se sabe si ha salido un niño al campo o una momia. Antaño, el más friolero se ponía una camiseta de algodón y los que no pasaban una semanita resfriados y la vida seguía. Todo amante al deporte, y en concreto al futbol, debe jugar alguna vez en condiciones adversas, ya sean climatológicas o físicas, ya que, aunque a este tipo de padres les parezca una locura, el futbol también es jugar algún partido con unas décimas de temperatura de más si tu equipo lo necesita.


Otro integrante de la jauría de los hooligans padres es el que va al campo a desahogarse. Ha tenido una semana difícil, en el trabajo le agobian, la situación económica le estresa y la situación política le indigna, pero en vez de cambiar algo con su voto elige la opción más práctica, ir a ver a su hijo, hacerse dos gin-tonics y esperar ansioso a que el árbitro falle para encarnizarse con él y descargar su estrés semanal con el chaval que le ha tocado pitar un partido un sábado de buena mañana. Esperen, no hagamos hipocresía, ¿quién no ha insultado a un linier, árbitro o rival? por muy mal hecho que esté la mayoría de los aficionados alguna vez hemos caído en ello, y el fútbol no sería lo que es sin esa emoción y sentimiento que ponen los aficionados, pero si algún padre quiere dar rienda suelta a su parte más eufórica que lo haga animando o que vaya a ver partidos de los equipos seniors, por el bien de los niños.


El integrante más silencioso de esta temida manada, pero uno de los que más daño hace es el padre “representante”. Se cree que tiene al nuevo Messi en casa y que ese es el único salvoconducto para que, en unos diez años, cuando el hijo ya esté en la élite no tener que pagar más hipotecas. Aconseja a su hijo erróneamente a creerse el mejor, a ser más egoísta dentro del campo, del mismo modo que si tiene que dirigirse al entrenador para que su hijo juegue más lo hace, esperando como respuesta un “claro hombre, lo que tú digas” como si el entrenador fuera su sirviente.


Y como en todas las historias en esta también hay una oveja que depende de quien la mire es negra, desde el ojo de la jauría de padres citados anteriormente o blanca, blanco esperanzador en mi caso. Ese padre o madre, que va a ver a su hijo, abriendo la boca solo para animar a todo el equipo o apoyar al entrenador una vez finalizado el encuentro, sin ser pelota, que de estos también hay muchos, y que una vez ha llegado a casa es franco con su hijo. Si ha jugado bien se lo reconoce no sin la advertencia de que debe seguir esforzándose y si ha jugado mal animándole a mejorar con críticas constructivas, ese padre es la resistencia y esperemos que pase de será la minoría a ser el ejemplo de todos, porque los niños son esponjas y como dice el dicho de tal palo tal astilla. No me gustaría ver un partido de futbol en el que la figura de nuestra “oveja negra” esté ya extinguida.

 

Juan Revelles Tur

Estudiant de Periodisme en la UMH

 

Comentarios
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.101

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.