El arte de no saludar y otros complementos de moda
Este fin de semana, aclaré cual es el nuevo complemento estrella para los políticos valencianos, y no, no son “pelucos” de veinte mil euros, ahora los más “in” es: La anteojera.
Según la definición de la RAE: En las guarniciones de las caballerías de tiro, piezas de vaqueta que caen junto a los ojos del animal, para que no vean por los lados, sino de frente.
Están tan ofuscados los que nos gobiernan mirando hacia delante a ver que les está cayendo, que no consiguen mirar para los lados, ni para la derecha, ni para la izquierda. Cosa grave.
Le voy a recordar a nuestros dirigentes que solo se quitan las anteojeras en la campaña electoral, que de vez en cuando es bueno mirar en todas direcciones.
Momento por cierto (el de la campaña) de querer nuestros votos, y ahí si que saludan en los mercados, saludan en la calle, saludan en todos los sitios donde nos los encontremos… y saludan, y saludan y saludan.
Pero una vez ganados los comicios, se vuelven a poner las anteojeras, y no son capaces de saludar ni aunque pases por su lado como por ejemplo en alguna comida de comunión.
Ahora bien, que miren al frente tiene dos lecturas, una que están centrados, no que estén en el centro y la segunda es que tienen miedo de que si apartan la vista, tropiecen y se caigan, viniendo algún amiguito del alma, te quiero un huevo y palmaditas en la espalda, para dejar el cadáver irreconocible… Se acabaron las palmaditas.
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales,
jugando llamarán;
pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!
Así con está pequeño fragmento de Becquer, le recuerdo a quién no saluda y aparta la vista, que los votos, como vienen se van.
Nota: Las anteojeras no permiten ver que a los lados, está el pueblo, y cuando no eres capaz de ver al pueblo, es el comienzo de fin.
Este fin de semana, aclaré cual es el nuevo complemento estrella para los políticos valencianos, y no, no son “pelucos” de veinte mil euros, ahora los más “in” es: La anteojera.
Según la definición de la RAE: En las guarniciones de las caballerías de tiro, piezas de vaqueta que caen junto a los ojos del animal, para que no vean por los lados, sino de frente.
Están tan ofuscados los que nos gobiernan mirando hacia delante a ver que les está cayendo, que no consiguen mirar para los lados, ni para la derecha, ni para la izquierda. Cosa grave.
Le voy a recordar a nuestros dirigentes que solo se quitan las anteojeras en la campaña electoral, que de vez en cuando es bueno mirar en todas direcciones.
Momento por cierto (el de la campaña) de querer nuestros votos, y ahí si que saludan en los mercados, saludan en la calle, saludan en todos los sitios donde nos los encontremos… y saludan, y saludan y saludan.
Pero una vez ganados los comicios, se vuelven a poner las anteojeras, y no son capaces de saludar ni aunque pases por su lado como por ejemplo en alguna comida de comunión.
Ahora bien, que miren al frente tiene dos lecturas, una que están centrados, no que estén en el centro y la segunda es que tienen miedo de que si apartan la vista, tropiecen y se caigan, viniendo algún amiguito del alma, te quiero un huevo y palmaditas en la espalda, para dejar el cadáver irreconocible… Se acabaron las palmaditas.
Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales, jugando llamarán;
pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar; aquellas que aprendieron nuestros nombres, esas... ¡no volverán!
Así con está pequeño fragmento de Becquer, le recuerdo a quién no saluda y aparta la vista, que los votos, como vienen se van.
Nota: Las anteojeras no permiten ver que a los lados, está el pueblo, y cuando no eres capaz de ver al pueblo, es el comienzo de fin.




















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