La fuerza de un pueblo
Benissa es un pueblo con una identidad que viene de antiguo y con un patrimonio cultural e histórico muy potente y valioso del cual estamos muy orgullosos. Desgraciadamente pasan los años y nuestro pueblo continúa falto de una adecuada estrategia de potenciación de todo ese patrimonio que nos cohesiona, que nos identifica y que nos hace muy singulares respecto al resto de pueblos que nos rodean.
Nuestro casco antiguo medieval es un gran desconocido para la gente que visita nuestra comarca, incluidos los turistas que vienen a disfrutar de la costa de Benissa. Cualquier turista o visitante que tiene la suerte de dar un paseo por la calle Puríssima, de bajar por la calle Mossén Gaspar Tello o de adentrarse por la calle “de los ricos”, sale sorprendido de esa arquitectura antigua: de piedra tosca, de blasones nobiliarios, de rejas defensivas y de balcones, y en definitiva, del peso de la historia que transmiten nuestras calles. Por otro lado, otros elementos patrimoniales repartidos por todo nuestro término continúan olvidados y sin una señalización adecuada. Un buen ejemplo es el conjunto hidráulico del Pou d'Avall, los lavaderos, las tosqueras de les Bassetes, el poblado de Verdiola, las casas de tros, la arquitectura de piedra en seco, la casa de les Calcides, entre otros. Todo esto, junto con nuestro paisaje, regalo de la naturaleza y fruto del trabajo de nuestros antepasados, puede ser un buen reclamo para visitarnos. Por esta razón, Benissa no se puede permitir la dejadez que existe en la actual gestión del patrimonio histórico, y, por lo tanto, tiene que trabajar en la difusión de todo su potencial histórico y arquitectónico para redefinir nuevas oportunidades económicas y turísticas que reviertan en el conjunto del pueblo.
También tenemos que saber aprovechar el peso que tiene la historia de Benissa y su gente para relanzar aquello que nos caracteriza y transformarlo en un factor de difusión y de atracción cultural y turístico. Hace falta que difundamos todo aquello que tenga relevancia histórica para reencontrarnos como pueblo y para promover un turismo de calidad y sostenible, que impulse nuestra gastronomía, comercio y sellos locales de productos de calidad. Hemos heredado un gran bagaje lleno de historias relacionadas con nuestros linajes, de lucha contra los piratas y corsarios, de roders y bandoleros, de las batallas políticas entre liberales y conservadores, de la emigración en Cuba y en los Estados Unidos, de riuraus y comercio de la pasa, de mujeres trabajadoras y muy valientes, y de muchos más asuntos que nos distinguen como pueblo. Por todo esto, es prioritario la apertura de un centro de interpretación histórica de la villa de Benissa y de un museo etnográfico de nuestras tradiciones y costumbres. Además, tenemos que hacer que nuestro archivo histórico realize una tarea real de recogida de documentación que pueda revertir en futuras investigaciones, que disponga de una sala adecuada de consulta, y que inicie un gran proyecto de archivo audiovisual de nuestra gente mayor, porque ellas y ellos son grandes bibliotecas de sabiduría popular que tenemos que grabar y tenemos que saber transmitir para las nuevas generaciones.
Otro componente que define el progreso de un pueblo es la casa de la cultura y su biblioteca. Hoy en día, ambos espacios necesitan un nuevo impulso que vaya más allá de un posible traslado a otra ubicación, y una valoración pública y participativa de las demandas actuales de la ciudadanía. En cuanto a la biblioteca, tenemos que plantearnos qué tipo de requerimientos presentan los diferentes colectivos que puedan hacer uso para conjugar y satisfacer todas las necesidades actuales. En este debate, hay que evaluar la adquisición de nuevas colecciones de libros para las diferentes etapas educativas, la creación de una base de datos digital para la búsqueda bibliográfica, el fomento de clubes de lectura, el establecimiento de un verdadero espacio de lectura y consulta y otros autónomos para trabajo en grupos y en red. La casa de la cultura, por otro lado, tiene que realizar una gestión cultural compartida junto con el resto de entidades y asociaciones locales, con un trato equitativo, con el fin de ampliar y diversificar su oferta de actividades a todos los segmentos de la población. Tenemos que implementar líneas de apoyo con el objetivo que los jóvenes que investigan y el colectivo de artistas y músicos puedan publicar y exponer sus estudios y trabajos. Así mismo es prioritario que la Oficina de Normalización Lingüística de Benissa se reoriente hacia la funcionalidad por la cual fue creada y de a conocer a la ciudadanía sus funciones y sus posibilidades. Al mismo tiempo, hace falta que esta Oficina, de la mano del CREAMA, ofrezca a los comercios y al empresariado emprendedor todo el abanico de ayudas económicas que se pueden dar para rotular en valenciano su comercio, las señalizaciones de las diferentes secciones y los productos, además de un servicio de traducción y/o revisión lingüística que potencie su negocio. Igual de importante es también la coordinación de la oferta formativa de sus cursos con la Escuela de Adultos, y la relación entre las personas mayores y los centros educativos para ofrecer pequeños vocabularios temáticos que recuperen antiguas expresiones y léxico.
Por último, hay que hablar de algunas de las instalaciones destinadas a alojar parte de nuestra historia y nuestra cultura, que están totalmente desaprovechadas y que podrían dar mucho más encanto al pueblo. Tenemos que referirnos, primeramente, a la casa museo de los Abargues, símbolo de la burguesía terrateniente de nuestro pueblo, que queda cerrada y olvidada la mayor parte del año. Esta maravillosa casa hecha museo tendría que tener un horario de visitas diario y una persona capacitada para explicar su historia a los visitantes, puesto que estos espacios están concebidos para estar abiertos y para ofrecernos su legado. Este, pero, no es un caso aislado. Otro museo, el etnológico, está en la misma situación, o peor, desde ya hace unos cuántos años, y la previsión de una posible apertura no es nada esperanzadora. Esta situación deriva de la desídia y del poco interés que despierta la cultura en el gobierno actual, la cual se tiene que cambiar abriendo los cerrojos, tanto a los oriundos como a los visitantes, para mostrar la fuerza de nuestro pueblo.
En conjunto, Benissa tiene un potencial inmenso para afrontar con éxito las adversidades y los esfuerzos que hay que emprender, porque cuando ponemos en valor todo aquello que tenemos podemos conseguir resultados inesperados y encantadores. Reiniciemos el pueblo! Hagámoslo posible.
Por Carmen Giner, número 5; por Robert Llopis, número 8; y por Xavier Soler, número 18, de la candidatura de Reiniciem Benissa.
Nuestro casco antiguo medieval es un gran desconocido para la gente que visita nuestra comarca, incluidos los turistas que vienen a disfrutar de la costa de Benissa. Cualquier turista o visitante que tiene la suerte de dar un paseo por la calle Puríssima, de bajar por la calle Mossén Gaspar Tello o de adentrarse por la calle “de los ricos”, sale sorprendido de esa arquitectura antigua: de piedra tosca, de blasones nobiliarios, de rejas defensivas y de balcones, y en definitiva, del peso de la historia que transmiten nuestras calles. Por otro lado, otros elementos patrimoniales repartidos por todo nuestro término continúan olvidados y sin una señalización adecuada. Un buen ejemplo es el conjunto hidráulico del Pou d'Avall, los lavaderos, las tosqueras de les Bassetes, el poblado de Verdiola, las casas de tros, la arquitectura de piedra en seco, la casa de les Calcides, entre otros. Todo esto, junto con nuestro paisaje, regalo de la naturaleza y fruto del trabajo de nuestros antepasados, puede ser un buen reclamo para visitarnos. Por esta razón, Benissa no se puede permitir la dejadez que existe en la actual gestión del patrimonio histórico, y, por lo tanto, tiene que trabajar en la difusión de todo su potencial histórico y arquitectónico para redefinir nuevas oportunidades económicas y turísticas que reviertan en el conjunto del pueblo.
También tenemos que saber aprovechar el peso que tiene la historia de Benissa y su gente para relanzar aquello que nos caracteriza y transformarlo en un factor de difusión y de atracción cultural y turístico. Hace falta que difundamos todo aquello que tenga relevancia histórica para reencontrarnos como pueblo y para promover un turismo de calidad y sostenible, que impulse nuestra gastronomía, comercio y sellos locales de productos de calidad. Hemos heredado un gran bagaje lleno de historias relacionadas con nuestros linajes, de lucha contra los piratas y corsarios, de roders y bandoleros, de las batallas políticas entre liberales y conservadores, de la emigración en Cuba y en los Estados Unidos, de riuraus y comercio de la pasa, de mujeres trabajadoras y muy valientes, y de muchos más asuntos que nos distinguen como pueblo. Por todo esto, es prioritario la apertura de un centro de interpretación histórica de la villa de Benissa y de un museo etnográfico de nuestras tradiciones y costumbres. Además, tenemos que hacer que nuestro archivo histórico realize una tarea real de recogida de documentación que pueda revertir en futuras investigaciones, que disponga de una sala adecuada de consulta, y que inicie un gran proyecto de archivo audiovisual de nuestra gente mayor, porque ellas y ellos son grandes bibliotecas de sabiduría popular que tenemos que grabar y tenemos que saber transmitir para las nuevas generaciones.
Otro componente que define el progreso de un pueblo es la casa de la cultura y su biblioteca. Hoy en día, ambos espacios necesitan un nuevo impulso que vaya más allá de un posible traslado a otra ubicación, y una valoración pública y participativa de las demandas actuales de la ciudadanía. En cuanto a la biblioteca, tenemos que plantearnos qué tipo de requerimientos presentan los diferentes colectivos que puedan hacer uso para conjugar y satisfacer todas las necesidades actuales. En este debate, hay que evaluar la adquisición de nuevas colecciones de libros para las diferentes etapas educativas, la creación de una base de datos digital para la búsqueda bibliográfica, el fomento de clubes de lectura, el establecimiento de un verdadero espacio de lectura y consulta y otros autónomos para trabajo en grupos y en red. La casa de la cultura, por otro lado, tiene que realizar una gestión cultural compartida junto con el resto de entidades y asociaciones locales, con un trato equitativo, con el fin de ampliar y diversificar su oferta de actividades a todos los segmentos de la población. Tenemos que implementar líneas de apoyo con el objetivo que los jóvenes que investigan y el colectivo de artistas y músicos puedan publicar y exponer sus estudios y trabajos. Así mismo es prioritario que la Oficina de Normalización Lingüística de Benissa se reoriente hacia la funcionalidad por la cual fue creada y de a conocer a la ciudadanía sus funciones y sus posibilidades. Al mismo tiempo, hace falta que esta Oficina, de la mano del CREAMA, ofrezca a los comercios y al empresariado emprendedor todo el abanico de ayudas económicas que se pueden dar para rotular en valenciano su comercio, las señalizaciones de las diferentes secciones y los productos, además de un servicio de traducción y/o revisión lingüística que potencie su negocio. Igual de importante es también la coordinación de la oferta formativa de sus cursos con la Escuela de Adultos, y la relación entre las personas mayores y los centros educativos para ofrecer pequeños vocabularios temáticos que recuperen antiguas expresiones y léxico.
Por último, hay que hablar de algunas de las instalaciones destinadas a alojar parte de nuestra historia y nuestra cultura, que están totalmente desaprovechadas y que podrían dar mucho más encanto al pueblo. Tenemos que referirnos, primeramente, a la casa museo de los Abargues, símbolo de la burguesía terrateniente de nuestro pueblo, que queda cerrada y olvidada la mayor parte del año. Esta maravillosa casa hecha museo tendría que tener un horario de visitas diario y una persona capacitada para explicar su historia a los visitantes, puesto que estos espacios están concebidos para estar abiertos y para ofrecernos su legado. Este, pero, no es un caso aislado. Otro museo, el etnológico, está en la misma situación, o peor, desde ya hace unos cuántos años, y la previsión de una posible apertura no es nada esperanzadora. Esta situación deriva de la desídia y del poco interés que despierta la cultura en el gobierno actual, la cual se tiene que cambiar abriendo los cerrojos, tanto a los oriundos como a los visitantes, para mostrar la fuerza de nuestro pueblo.
En conjunto, Benissa tiene un potencial inmenso para afrontar con éxito las adversidades y los esfuerzos que hay que emprender, porque cuando ponemos en valor todo aquello que tenemos podemos conseguir resultados inesperados y encantadores. Reiniciemos el pueblo! Hagámoslo posible.
Por Carmen Giner, número 5; por Robert Llopis, número 8; y por Xavier Soler, número 18, de la candidatura de Reiniciem Benissa.
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