¿Quién es el culpable?

En Benissa, delante de nuestro muy ilustre ayuntamiento, (casi) todos los días laborables se producen curiosas situaciones que cuando menos uno se pregunta quién es el verdadero culpable.

•  ¿El máximo responsable de nuestro ayuntamiento?
• ¿La Policía Local?
• ¿Los funcionarios?
• ¿Los ciudadanos contribuyentes?

Como habrán podido apreciar en las fotos que acompaña esta opinión, se trata de unas imágenes de diferentes  coches que pertenecen a  nuestro consistorio. Como se puede apreciar están estacionando de forma prohibida.

 Son de un día (laborable)  cualquiera entre semana, sobre las nueve de la mañana.

 Si bien no siempre son los mismos vehículos, al final, de un modo u otro, casi constantemente los podemos encontrar mal estacionados, a excepción lógicamente del fin de semana.

 Siendo estos coches oficiales los primeros en aparcar, de forma prohibida por el mismo código que permite denunciarlos si un agente de la autoridad, en aras del cumplimiento de su labor, así lo considerara.

 Ahora bien. Si en lugar de coches oficiales, fueran coches de un ciudadano de a pie, ya tendrían colocados en el parabrisas una sanción impuesta con todo el rigor que la ley marca para estos casos ¿Me equivoco?

 Pero este caso es diferente , son coches del propio ayuntamiento.

 ¿A quién debemos culpar? ¿Qué podemos hacer si vemos que estos coches no son multados a diferencia de los del resto de vecinos de la población? ¿Si damos nuestra opinión, seremos perseguidos con más ahínco por decir en voz alta lo que pensamos?

 El alcalde es el máximo responsable de la Policía Local.

 Claro que esto dicho así parece que él,  sea el único culpable, cuando esto no es del todo cierto, y ni siquiera tiene la culpa de todo y cada una de las acciones que las personas en su sano juicio cometen incumpliendo las leyes, sean las que sean.

 La Policía Local de Benissa, cumpliendo con sus obligaciones, debería multar a todos sin excepción, pero en la práctica esto no sucede así. Sus motivos tendrán y no olvidemos que la palabra de un agente de policía, permítanme el símil: “es palabra de Dios”

 Los funcionarios, debieran de aparcar en los sitios reservados a estos, o bien utilizar  las plazas libres que quedan en las zonas habilitadas y permitidas para el aparcamiento, pero esto tampoco se cumple.

 Los ciudadanos debiéramos de respetar las normas de circulación y aparcar siempre en los lugares anteriormente citados. Pero, de nuevo, ni siquiera el propio vecino cumple esto que parece que se ha convertido en el juego del gato y del ratón.

 Hoy tengo una multa, mañana no, pasado mañana  y como dice la canción: quizás, quizás, quizás.

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