Sin papeles y sin derechos
Las medidas de recorte que ha ido tomando el nuevo gobierno
del Partido Popular, medidas que por cierto no aparecían en su extenso programa
electoral, han provocado en la población algo de abatimiento, y me incluyo, nos
vemos sobrepasados por los problemas diarios y la seguidilla de noticias
desalentadoras que se producen jornada tras jornada.![[Img #9230]](upload/img/periodico/img_9230.jpg)
Y aunque si bien es cierto que el gobierno actual goza de la
legitimidad que le otorga la mayoría absoluta obtenida en las urnas, no cabe confusión, esto no le habilita para tomar medidas como la que me ocupa en este
artículo, que atenten contra los derechos fundamentales de las personas.
Sé que es complicado ponderar cada uno de los atropellos a
los servicios públicos, ya que la educación, empleo o sanidad son por igual
modo temas que afectan a millones de ciudadanos. Y habrá tiempo de tratarlos.
Pero siendo justos, de entre todo este estropicio, la mayor
aberración es la anunciada en los últimos días mediante Real Decreto y que
supone la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes ilegales. A estos,
a partir de ahora, sólo se les permitirá acudir al centro médico en caso de urgencias.
Entro a valorarla, conteniendo la tremenda pena que me
genera una medida absolutamente repugnante, condenable y asquerosa.
Repugnante porque mezcla el populismo xenófobo de los que
opinan que la crisis es en parte (o en su totalidad) culpa de unos inmigrantes
ilegales que ahora son la vieja y oxidada pala que antaño recogía los
beneficios de los empresarios que se lucraron en épocas de bonanza económica y
economía (para unos pocos) de Champions League.
Condenable porque se carga de un plumazo el derecho a
sanidad universal, pieza básica y fundamental del Estado del bienestar que están
destruyendo a pasos agigantados.
Asquerosa porque supone simple y llanamente la condena a muerte de miles de enfermos
graves, que por su condición de "sin papeles" ya no podrán recibir tratamiento.
No puedo de dejar de poner en estas líneas que esta es una
medida parida por muchas personas que son peligrosas y nocivas para la sociedad,
son aquellos que ven ceros donde los demás vemos personas de carne y hueso. Son
aquellos que priman los números a la vida. No merecen mi respeto. Pero ni ellos se merecerían medidas así.
Sígeme en Twitter: @ferlcorsi
Las medidas de recorte que ha ido tomando el nuevo gobierno
del Partido Popular, medidas que por cierto no aparecían en su extenso programa
electoral, han provocado en la población algo de abatimiento, y me incluyo, nos
vemos sobrepasados por los problemas diarios y la seguidilla de noticias
desalentadoras que se producen jornada tras jornada.![[Img #9230]](upload/img/periodico/img_9230.jpg)
Y aunque si bien es cierto que el gobierno actual goza de la legitimidad que le otorga la mayoría absoluta obtenida en las urnas, no cabe confusión, esto no le habilita para tomar medidas como la que me ocupa en este artículo, que atenten contra los derechos fundamentales de las personas.
Sé que es complicado ponderar cada uno de los atropellos a los servicios públicos, ya que la educación, empleo o sanidad son por igual modo temas que afectan a millones de ciudadanos. Y habrá tiempo de tratarlos.
Pero siendo justos, de entre todo este estropicio, la mayor aberración es la anunciada en los últimos días mediante Real Decreto y que supone la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes ilegales. A estos, a partir de ahora, sólo se les permitirá acudir al centro médico en caso de urgencias.
Entro a valorarla, conteniendo la tremenda pena que me genera una medida absolutamente repugnante, condenable y asquerosa.
Repugnante porque mezcla el populismo xenófobo de los que opinan que la crisis es en parte (o en su totalidad) culpa de unos inmigrantes ilegales que ahora son la vieja y oxidada pala que antaño recogía los beneficios de los empresarios que se lucraron en épocas de bonanza económica y economía (para unos pocos) de Champions League.
Condenable porque se carga de un plumazo el derecho a sanidad universal, pieza básica y fundamental del Estado del bienestar que están destruyendo a pasos agigantados.
Asquerosa porque supone simple y llanamente la condena a muerte de miles de enfermos graves, que por su condición de "sin papeles" ya no podrán recibir tratamiento.
No puedo de dejar de poner en estas líneas que esta es una medida parida por muchas personas que son peligrosas y nocivas para la sociedad, son aquellos que ven ceros donde los demás vemos personas de carne y hueso. Son aquellos que priman los números a la vida. No merecen mi respeto. Pero ni ellos se merecerían medidas así.
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