Lluvia de noviembre
Sábado, 13 de noviembre de 2010. No llueve, pero el cielo está cubierto. Miles de personas se dirigen, cerca de las 20 horas, al Palau Olimpic de Badalona con un objetivo común: ver a Guns N’Roses (lo que queda de ellos). La cola de personas esperando fuera de las instalaciones, con una cerveza en la mano, es considerable.
Los fans allí concentrados son de edades, procedencias y estilos bastante variopintos. No obstante, en sus rostros parece haber la misma o similar expresión. Por una parte, todos muestran su inevitable entusiasmo y ansia de disfrutar, en vivo y en directo, de aquellas canciones que lograron ser todo un éxito en la década de los 90. Por otro lado, la incertidumbre y el desconcierto referente a lo que pueda ocurrir, sobre todo para aquellos espectadores primerizos, se respira en el aire.
Y es que si las canciones de esta banda americana de rock duro consiguieron ser populares, no menos lo fueron las excentricidades y numeritos repentinos sobre el escenario, ofrecidos gratuitamente por su líder, Axl Rose. Por no hablar del retraso horario al que también tiene acostumbrado a sus seguidores y que, sumado a lo anterior, le ha provocado crearse muchos enemigos, a lo largo de estos años.
A pesar de ello, y siendo conscientes de que los únicos miembros originales que quedan en la actualidad, de aquellos que hicieron grandiosa esta formación, son Rose y el teclista Dizzy Reed, somos muchos los que hemos tenido el valor de pagar más de 50 euros, con la esperanza de que todo vaya bien.
Tras esperar más de 40 minutos en el exterior, por fin se abren las puertas del pabellón y poco antes de las 21 horas, si no recuerdo mal, empieza a sonar una de las canciones del último disco de Sebastián Bach, más conocido por ser el ex lider del grupo de heavy metal Skid Row. Bach, empieza a calentar motores y alterna piezas de su último trabajo en solitario con temas clásicos de su antigua banda. Para dejar buen sabor de boca, finaliza con una de sus grandes baladas como es I Remember You.
De momento, la noche pinta bien y aunque las gradas no están del todo llenas, tal y como se acostumbraba a ver en los conciertos de Guns n’Roses en su época de esplendor, Axl aún sigue arrastrando a muchos seguidores. Pero ahora llega lo peor. Sebastián Bach ha concluido su actuación y muchos hacen porras para ver quién se acerca más al tiempo que Rose nos va a hacer esperar hasta que empiece su actuación.
Teniendo en cuenta que en alguno de sus anteriores conciertos había llegado a retrasarse incluso tres horas, en esta ocasión ha sido bastante cortés y su demora no ha pasado de la hora. Así que... ¡Empieza la acción!
Entre gritos de euforia, imágenes, luces y fogonazos, Guns N’Roses inician su espectáculo con un tema de su último disco, Chinesse Democracy. No obstante, pronto recurren a sus piezas más populares. Welcome to the Jungle, I’ts so easy, Sweet child on mine... logran la ovación del público que se levanta, en las gradas, para saltar y bailar a ritmo de estas.
Durante dos horas y media, Axl Rose, con casi 50 años de edad, logra demostrar que aún queda mucho de aquel joven rockero que se recorría de punta a punta el escenario en un abrir y cerrar de ojos, y con una potencia de voz increíble. Además, y de manera sorprendente, interactúa con su nuevo equipo dejando de lado ese ego que le suele caracterizar.
Tras tocar gran parte de su último trabajo, los Guns vuelven con sus clásicos. You could be mine, Nightrain, su versión de Knockin' on Heaven's Door y por su puesto, sus baladas más vitoreadas como Don’t cry o November rain no faltan entre este repertorio.
Pese a algunos solos interminables, la dos horas y media han pasado rápidamente y este concierto, tan esperado por muchos, ha finalizado con una apoteósica Paradise city.
Aunque posteriormente, algunos críticos formulan algunos comentarios no demasiado afortunados, el sentimiento de satisfacción entre el público es general. Una satisfacción que crece, principalmente, si se piensa en todo aquello que hubiera podido ocurrir y que por fortuna no sucedió, en una noche que podría haber estado empañada por una fría lluvia de noviembre.
Sábado, 13 de noviembre de 2010. No llueve, pero el cielo está cubierto. Miles de personas se dirigen, cerca de las 20 horas, al Palau Olimpic de Badalona con un objetivo común: ver a Guns N’Roses (lo que queda de ellos). La cola de personas esperando fuera de las instalaciones, con una cerveza en la mano, es considerable.
Los fans allí concentrados son de edades, procedencias y estilos bastante variopintos. No obstante, en sus rostros parece haber la misma o similar expresión. Por una parte, todos muestran su inevitable entusiasmo y ansia de disfrutar, en vivo y en directo, de aquellas canciones que lograron ser todo un éxito en la década de los 90. Por otro lado, la incertidumbre y el desconcierto referente a lo que pueda ocurrir, sobre todo para aquellos espectadores primerizos, se respira en el aire.
Y es que si las canciones de esta banda americana de rock duro consiguieron ser populares, no menos lo fueron las excentricidades y numeritos repentinos sobre el escenario, ofrecidos gratuitamente por su líder, Axl Rose. Por no hablar del retraso horario al que también tiene acostumbrado a sus seguidores y que, sumado a lo anterior, le ha provocado crearse muchos enemigos, a lo largo de estos años.
A pesar de ello, y siendo conscientes de que los únicos miembros originales que quedan en la actualidad, de aquellos que hicieron grandiosa esta formación, son Rose y el teclista Dizzy Reed, somos muchos los que hemos tenido el valor de pagar más de 50 euros, con la esperanza de que todo vaya bien.
Tras esperar más de 40 minutos en el exterior, por fin se abren las puertas del pabellón y poco antes de las 21 horas, si no recuerdo mal, empieza a sonar una de las canciones del último disco de Sebastián Bach, más conocido por ser el ex lider del grupo de heavy metal Skid Row. Bach, empieza a calentar motores y alterna piezas de su último trabajo en solitario con temas clásicos de su antigua banda. Para dejar buen sabor de boca, finaliza con una de sus grandes baladas como es I Remember You.
De momento, la noche pinta bien y aunque las gradas no están del todo llenas, tal y como se acostumbraba a ver en los conciertos de Guns n’Roses en su época de esplendor, Axl aún sigue arrastrando a muchos seguidores. Pero ahora llega lo peor. Sebastián Bach ha concluido su actuación y muchos hacen porras para ver quién se acerca más al tiempo que Rose nos va a hacer esperar hasta que empiece su actuación.
Teniendo en cuenta que en alguno de sus anteriores conciertos había llegado a retrasarse incluso tres horas, en esta ocasión ha sido bastante cortés y su demora no ha pasado de la hora. Así que... ¡Empieza la acción!
Entre gritos de euforia, imágenes, luces y fogonazos, Guns N’Roses inician su espectáculo con un tema de su último disco, Chinesse Democracy. No obstante, pronto recurren a sus piezas más populares. Welcome to the Jungle, I’ts so easy, Sweet child on mine... logran la ovación del público que se levanta, en las gradas, para saltar y bailar a ritmo de estas.
Durante dos horas y media, Axl Rose, con casi 50 años de edad, logra demostrar que aún queda mucho de aquel joven rockero que se recorría de punta a punta el escenario en un abrir y cerrar de ojos, y con una potencia de voz increíble. Además, y de manera sorprendente, interactúa con su nuevo equipo dejando de lado ese ego que le suele caracterizar.
Tras tocar gran parte de su último trabajo, los Guns vuelven con sus clásicos. You could be mine, Nightrain, su versión de Knockin' on Heaven's Door y por su puesto, sus baladas más vitoreadas como Don’t cry o November rain no faltan entre este repertorio.
Pese a algunos solos interminables, la dos horas y media han pasado rápidamente y este concierto, tan esperado por muchos, ha finalizado con una apoteósica Paradise city.
Aunque posteriormente, algunos críticos formulan algunos comentarios no demasiado afortunados, el sentimiento de satisfacción entre el público es general. Una satisfacción que crece, principalmente, si se piensa en todo aquello que hubiera podido ocurrir y que por fortuna no sucedió, en una noche que podría haber estado empañada por una fría lluvia de noviembre.






















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.44