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Viernes, 03 de Septiembre de 2010 Tiempo de lectura:

Políticos contra los ciudadanos, la eterna guerra perdida.

 
Nuestra mejor arma la votación
Nuestra mejor arma el voto

¿Qué os pensáis, que aunque los hayamos elegido nosotros, van ha hacer lo que les digamos?

 ¡No nos equivoquemos! ¡Dejemos de ser tan inocentes!

 La personas en general pecamos de ingenuos,  pues sabiendo lo que sabemos hoy de nuestros políticos, aun así y todo, continuamos dejándoles hacer y deshacer a su antojo.

 ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién es capaz de levantarse y gritar las verdades de lo que ocurre?

Les votamos, les elegimos, y encima nos toca aplaudirles para recoger las migajas, porque ellos, a partir del momento que ocupan sus cargos, tienen la capacidad  de decidir nuestros destinos, que irónicamente somos nosotros mismos quienes les damos esa herramienta llamado “Poder político”

 Coches oficiales, sueldos altísimos, dietas, y una infinidad de pagos (todo ellos legales claro está), que no los tenemos para nuestro beneficio y tócate los cojones Mari Pili, permitimos que otros los tengan, porque es que además, no solo te dicen cuánto tienes que cobrar de tu miserable sueldo, y cuantos impuestos has de sufragar sino que: ¡Se auto imponen  el de ellos mismos para más sarcasmo!

 ¡Eso si! Tú tienes un mínimo interprofesional de 633,30 € y ellos… bueno en realidad el máximo es su imaginación.

 Beneficios y más beneficios para los políticos y la cohorte de asesores y demás fauna que  orbita alrededor de estos.

 Todo con el beneplácito del pueblo, que parece  estar dormido ante tantísimas injusticias que vemos a diario, pero que cuando ¡oh maravilla!, llegan las elecciones, las promesas, los abrazos y saludos tan emotivos, surten efecto, como si de un opiáceo se tratara, y todos juntitos vamos a esas urnas sagradas a depositar de nuevo nuestro voto.

 No nos engañemos, ellos continuaran  relamiéndose con  sus opulentas comidas, mientras a nosotros solo nos permitirán  comer  los restos de  la sopa boba, qué encima tenemoss que agradecer.

 Es algo tan meticulosamente medido, que da igual a quien votes, el resultado final siempre será el mismo.

 Concluimos (como siempre) agachando la cabeza, poniendo  la alfombra y besando los pies a quien sale elegido, para ejecutar a la perfección  el “ciclo de hipocresía” que se ha instaurado en la mayor parte de la ciudadanía.

 El inconveniente es que si yo indicara que se necesita un líder para acabar con todo esto, sería una mala solución, porque al fin, sería más de lo mismo.

 Idéntico perro, con diferente collar, puesto que quien viniera a acabar con este problema, terminaría convirtiéndose finalmente, en el mismo tipo de persona que hay que erradicar; pues el ciclo, simplemente  se volvería a repetir.

A propósito, toda esta retahíla filosófica, viene motivado por la noticia que salió en las Provincias en el día de ayer, bajo el titular de:

 Nosotros los ciudadanos les votamos, les pagamos, y ellos terminan diciéndonos:

 «…deberíamos agradecer que la Generalitat nos subvencione una obra de estas características sin que tenga que costearla el municipio».

 Como dice el dicho: Encima de puta, apaleada.

 Así deben de sentirse algunos comerciantes de Benissa.

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