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Lunes, 09 de Agosto de 2010 Tiempo de lectura:

Cuando opinar de tu pueblo te convierte en mala persona

El título en realidad, debiera de ser más largo para comprender el alcance real de su significado, y debiera de haberse redactado de este modo: Cuando opinar de tu pueblo te convierte en una mala persona a los ojos de los que han recibido la crítica.

Dar la opinión en realidad es algo que  no todo el mundo se atreve, y máxime cuando se trata de un pueblo pequeño, porque desgraciadamente hay muchos intereses de por medio, y unas palabras, una crítica a destiempo puede significar una pérdida económica que no muchos pueden, quieren ni tienen porque soportar.

Además están los “enemigos” que puedas ganarte, sin ninguna necesidad.

Alguno incluso se preguntara: Entonces ¿qué gano yo con mis artículos o escritos de opinión?

Para serles francos, tengo más que perder que ganar, pero ese ha sido mí sino toda mi vida.

Siempre he dicho lo que he pensado a la cara molestara a quien molestara, y de la misma forma he soportado que me dijeran de todo o que hablaran de mi lo que quisieran, fuera verdad o mentira, porque uno no puede permitirse el lujo de escribir públicamente y pensar que después  no se hablará de mi persona a espaldas o frente a mí.

El que critica puede ser también criticado, faltaría más.

A nuestros políticos creo que todavía les falta ese grado de sabiduría que da el saber recibir las críticas para sacar un provecho positivo de algo que en principio puede parecer negativo.

Yo por mi parte continuaré dejando mis opiniones que unas veces gustarán más y otras gustarán menos, pero son mis pensamientos en voz alta.

No dejaré de escribir, de decir lo que pienso, de criticar, de denunciar públicamente, o por qué no, de felicitar si así se lo merecen, a los que nos gobiernan desde nuestro ayuntamiento de Benissa.

Esté quien esté, sea del partido que sea, porque su sueldo, su trabajo, nos lo debe a nosotros, los ciudadanos,  o lo que es lo mismo: El pueblo.

Un gobernante lo es para todos, y no solo para los que les votaron.

El mago hizo un gesto y desapareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y desapareció el mago

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