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Jueves, 29 de Julio de 2010 Tiempo de lectura:

Pensamiento de mis pensamientos

Hoy os dejo con una pequeña historia que  os contaré tal como se conserva en mi memoria.

 Cuenta que era un hombre que vivía de forma humilde, y aunque era propietario de muchísimas hectáreas de terreno, tan solo se dedicaba a trabajar unas pocas para de esta manera poder mantener a su esposa y dos hijos, pues con lo que plantaba y una pequeña granja de animales, se autoabastecía de forma suficiente durante todo el año.

En realidad el campo no le daba más trabajo del que propiamente se iba marcando este campesino  para poder vivir sin agobios  y  a la par disfrutar de su familia.

Por las tardes se sentaba en su mecedora y se dejaba atrapar por esa siesta tan agradecida, para después   terminar la jornada disfrutando de charlas interminables con sus hijos y su mujer hasta bien entrada la noche.

 En realidad no necesitaba más y era feliz.

 Un día un abogado que pasaba por esas tierras, al ver al hombre trabajar en el campo, le pregunto quién era el propietario de esas tierras que veía cuasi abandonadas a excepción de la pequeña extensión en la que trabajaba el campesino.

 A la extrañeza del abogado al comprobar que estaba delante del dueño de las tierras, se produjo este dialogo:

 Abogado: - ¿Por qué no trabaja el resto de los campos y produce 10 veces la cantidad actual?

Campesino: - ¿Y yo que ganaría con eso?

Abogado: - Pues con el dinero obtenido podría comprar más campos para a continuación contratar personal que hicieran su trabajo.

Campesino: - ¿Y yo que ganaría con eso?

Abogado: - Podría con el beneficio obtenido, construir fabricas para manufacturar usted directamente el producto sin intermediarios, para poder comprar aún más terrenos para continuar creciendo y llegar a convertirse en  una productora mundial, y de esta manera convertirse en multimillonario.

Campesino: - ¿Y yo que ganaría con eso?

Abogado: - Pues que a la hora de jubilarse después de haber ganado millones y millones, podría retirarse plácidamente al lugar donde quisiera usted, para poder  cumplir sus sueños, como arar su pequeño huerto y disfrutar de las tardes sentado en su mecedora disfrutando de su familia, sin ninguna preocupación.

 

El final de la historia os la dejo a vosotros para que escojáis cual creéis que sería vuestra respuesta, y de este modo conoceros un poco más.

 Ciertamente es bueno conocer a los demás pero mucho mejor, es conocerse a uno mismo

 Mi reflexión en todo caso es la siguiente  Muchas veces la felicidad la tenemos delante de nuestros ojos y depende  de los caminos que escojamos en la vida, haremos que las cosas se compliquen o se nos haga más fáciles.

Depende de nosotros mismos el darnos cuenta de si somos felices solamente teniendo lo necesario para vivir, o creyendo que  por tener mucho  dinero seremos más felices.

 Yo personalmente me quedo con esta frase que un día escuche y que dice así:

  Es tan pobre…tan pobre..tan pobre…que solo tiene dinero.

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