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Sábado, 03 de Julio de 2010 Tiempo de lectura:

¡Integración! ¿En qué dirección?

 

¿Qué tiene esto que ver con Benissa? Pues nada, pero era una opinión que quería dar, quizás algún día pudiera darse el caso y nunca esta de más dejar una reflexión.

Integración.

Nos llenamos la boca con está palabra, pero ¿vamos bien encaminados?

 Forma parte de la normalidad,  que vengan otras culturas y nos enseñen por medio de sus asociaciones, sus bailes, sus comidas, sus costumbres en general; no solo es bueno, me atrevería a afirmar que es necesario, porque siempre he pensado que la verdadera riqueza de los pueblos, cuando se habla de cultura autóctona, en realidad es la mezcla de otras culturas que durante muchos cientos de años, han convivido entre nosotros.

 Más esto no es óbice para que nuestras raíces se pierdan o queden solapadas por los modos de vida de las gentes que tienen culturas diferentes.

 Me explico:

 Cuando uno va a los  países de  religión  musulmana,  tienes que adaptarte a su modo o estilo  de vida, si eres hombre   para  algo tan normal como es entrar en sus Mezquitas, tienes  que  quitarte los zapatos, y si eres mujer,  ponerte  un velo o pañuelo típico,  para no entorpecer,  y por tanto respetar sus costumbres.

 A la hora de la comida, de nuevo existen diferencias, pues hoy todavía se sigue comiendo con la mano derecha y la izquierda se utiliza para otros menesteres más íntimos. Al menos así lo marcan los protocolos.

 Pero el tema es que esa cultura (tan bonita por otra parte) no puede ser impuesta cuando las personas llegan por ejemplo a nuestro país y pretenden que su cultura sea la nuestra, su religión la verdadera, y sus diferencias, si no son aceptadas se convierta en racismo, como ocurre con el pañuelo que algunas mujeres de origen musulmán, quieren imponer porque la libertad de las personas prima sobre todas las cosas, y ellas son libres de ponerse en la cabeza lo que quieran, y así con esta frase, si no permites esto, porque unas normas internas de colegio lo imponen, se convierte una guerra racista contra los musulmanes, donde terminamos cediendo a la imposición de otras culturas.

 Más esto no es óbice para quitar crucifijos, pero esto es otro tema.

 Pienso y es una opinión personal que la dirección correcta es que las personas se integren, como nosotros lo tenemos que hacer cuando vamos a sus respectivos países y no al revés.

 Así pues, con lo bonitos, vistosos, y necesarios que son los festivales multiculturales, propongo se realice un festival  “Unicultural”, donde la esencia de nuestra tierra, nuestras comidas, nuestros bailes, nuestra lengua, sea mostrada a todas las personas venidas de fuera, para que se integren de forma natural y amena a la vez.

 Talleres de paella, de “arròs amb fessols y nabs”, putxero de polp, de lengua valenciana, nuestra Senyera, nuestros vinos, nuestra mistela  y tantas y tantas cosas que podemos ofrecer; mostrar que en nuestras fiestas, predomina la religión mayoritaria que ha convivido tantos siglos con nosotros, y que  es la católica, así como  infinidad de cosas, para que todos se sientan bienvenidos, y que a la vez se integren.

 Moraleja: Donde fueres haz lo que vieres. 

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