La historia interminable de la variante de Benissa

Se han escrito ríos de tinta sobre la futura finalización de la variante. Las obras parecen eternas. Cada vaticinio en el que se anuncia que, estamos cerca del final, sinceramente suena a chiste.

Ni los gobiernos de izquierdas ni los gobiernos de derecha han priorizado unas obras que paisajísticamente han sido y son una salvajada. Quince años y todavía hoy continúan los trabajos en este proyecto que, a todas luces llega tarde, tan tarde que hasta la autopista que discurre junto a esta circunvalación, es ahora gratis. Así que, por fuerza uno se tiene que hacer la pregunta: ¿todo esto era necesario?

En los años 90, descongestionar la localidad del tráfico rodado de la carretera que separa el núcleo urbano de Benissa en dos, tenía mucho más sentido que en la actualidad. Ya entonces también se hablaba de una AP7 sin peajes, pero al parecer ninguno de los técnicos cualificados previó esta singularidad.

Hoy tras quince años de obras, a los que hay que sumar una década, quizás dos, de reivindicaciones tanto de la ciudadanía como a nivel político, por fin parece que estas, están prontas a finalizar y digo parece porque algo de experiencia ya tenemos en estas lides.

Este megaproyecto es sin duda lo más parecido a una historia interminable. Tan solo espero que los políticos que vengan a inaugurar la variante estén a la altura y que, además de felicitarse y todas las loas habidas y por haber a su gestión para poner en marcha esta infraestructura, también entonen el mea culpa y del mismo modo, recuerden que durante casi dos décadas han trabajado en un proyecto que hoy sigue siendo necesario, aunque con la AP-7 gratuita y la importancia de preservar el paisaje, su envergadura y su impacto en el territorio parecen cuestionables. Quizás un proyecto más sencillo, factible y respetuoso con el entorno hubiera bastado para liberar el centro de Benissa de tráfico. Quizás nos hubiera ahorrado desazón y desconfianza en tanta promesa.

El tiempo y tan solo el tiempo nos permitirá conocer si la espera mereció la pena.

Vicente Bolufer