Paisaje antes de la batalla (I)
En cada contienda electoral analizo previamente los datos poblacionales de Benissa con el objeto de conocer las evoluciones demográficas, la composición de la población por edades, por nacionalidades y la pérdida de población joven que fija su residencia en otros lugares, un fenómeno que vengo siguiendo desde hace más de una década.
Se sorprenderán los lectores de este artículo de la cantidad de información que facilitan estos datos poblacionales y de lo equivocados que podemos estar en nuestras apreciaciones políticas y sociales si las frías matemáticas en forma de estadísticas no nos descubriesen la realidad.
Hacemos política para ciudadanos de determinadas edades y condiciones e ignorar estos datos poblacionales puede desembocar en tomar decisiones equivocadas pues primero hemos de saber para quiénes y para qué, y después diseñar las políticas adecuadas.
Los números no engañan. Desde los años 2007 y 2008 en adelante, cada año se vienen produciendo en Benissa tres defunciones por cada dos nacimientos. Además en la revisión del padrón municipal hemos perdido en términos absolutos más de 2.000 personas que definitivamente ya no figuran en nuestro censo. Por otro lado, desde hace varias décadas no se alcanza una cifra reiterada o sostenida de nacimientos de más de cien individuos anuales y por si fuera poco, un número elevado de jóvenes beniseros están fijando su residencia fuera de nuestra localidad por evidentes razones económicas, pero también por nuestra falta de vitalidad y dinamismo social y cultural.
La deriva o quiebra política económica social y cultural que padecemos en Benissa se refleja en toda su cruda realidad en la institución denominada Sociedad Cultural de Benissa, más conocida como LA CULTURAL, que arrancó con un mínimo de socios cercano al millar, y hoy dudo mucho que alcance los cuatrocientos socios , sin atisbo de continuidad tanto de socios como de contenidos.
Equivocadas políticas han generado sin duda el problema político más grave al que nos enfrentamos en Benissa, el fenómeno poblacional pero no es el único.
De todos es sabido que el Tribunal Supremo anuló a mediados del 2013 el Plan General de Ordenación Urbana de Benissa elaborado y aprobado en el año 2003, y hoy, casi dos años después, todavía no tenemos una respuesta certera de cómo solucionar esta falta de Plan General así que ahora y por mucho tiempo, nos regiremos en Benissa por el Plan General que aprobamos en el año 1982 que ha resurgido de sus cenizas a consecuencia de esta decisión Judicial.
Puede parecer intranscendente pero las consecuencias en el orden político y económico son espectaculares. Vayan haciéndose a la idea que no se puede ejecutar la ampliación de la Calle Calpe, ni se puede ejecutar la Ronda Norte por citar alguna de las infraestructuras contempladas en el plan general del año 2003 anulado por el Tribunal Supremo, pero en realidad no se puede ejecutar ninguna de dichas infraestructuras previstas en el plan del año 2003 ni en el plan de 1982. Todo ello por no mencionar la formidable inseguridad jurídica que representa esta situación para todas aquellas personas que quieran invertir en Benissa.
Un alucinante retroceso y anclaje al pasado de más de 30 años, pero la cosa no queda ahí porque las consecuencias fiscales o tributarias resultan igualmente asfixiantes ya que la mayor parte de las parcelas urbanizables pendientes de desarrollo en Benissa pagan un IBI que hoy resulta confiscatorio por ser excesivamente gravoso, sin que sus propietarios puedan ver en un horizonte cercano ni una mera expectativa ganancial de futuro al carecer Benissa de Plan General de ordenación urbana. Un soberano despropósito político.
Tampoco estamos mejor con la política turística implementada durante años del mismo gobierno local. O mejor , la no política Turística. Curioseo año tras año los Anuarios Turísticos de la Costa Blanca y las Guías de Turismo de la Comunidad Valenciana y jamás he visto ni nuestras playas ni nuestras calas anunciadas en estas revistas especializadas. Fíjense en los folletos publicitarios que entregamos en nuestra Oficina de Turismo de Benissa, verdaderas reliquias del pasado lejano que demuestran lo que realmente se está haciendo en esta área pues a los hechos me remito ya que todos los años nuestros gobernantes acuden a FITUR, feria internacional del turismo, en una especie de viaje a ninguna parte y carente de objeto. Necesitamos imperiosamente un acuerdo político sobre Turismo y una magnifica estrategia de actuación entre el Ayuntamiento y los empresarios privados. No hemos sabido crear en la zona costera ninguna infraestructura diferenciadora que nos sirva de icono y que nos permita competir con nuestros vecinos de Moraira y Calp porque vivimos de espaldas a nuestra Costa y esta actitud nos pasa factura. Insisto en nuestra zona costera pues es donde captamos nuestros mayores recursos económicos pero me refiero a todo el territorio, al urbano y también al rural.
De nuestro comercio y nuestro empresariado poco que añadir, multitud de iniciativas desde el ayuntamiento aunque la realidad es que nuestros comercios agonizan al igual que nuestro Mercado del sábado y cómo no, nuestro renovado Mercado Municipal sito en la Calle Hort de Bordes. Algo estamos haciendo mal.
Respecto a nuestros empresarios, llama la atención que las empresas más potentes de nuestra localidad prácticamente operan fuera de nuestro término municipal y las de menor entidad se encuentran atrapadas por la crisis de la construcción pero también por la inevitable saturación del sector. Tampoco en este aspecto los sucesivos gobiernos en el ayuntamiento de Benissa han liderado iniciativas originales y novedosas, como las que han surgido en las localidades vecinas y que suponen una exitosa colaboración entre la administración local y los empresarios del sector privado. Esta circunstancia limita nuestras posibilidades en el capitalismo del siglo XXI.
Concluyo este primer artículo refiriéndome a la necesidad imperiosa de abordar una reforma catastral que posibilite la adecuación de los valores catastrales de nuestras propiedades a la realidad del mercado y sobre todo, que recoja la reciente y ya citada doctrina del Tribunal Supremo en orden a no grabar parcelas que no están urbanizadas como urbanas. También es necesaria esta reforma porque hoy por hoy estos altos valores suponen un lastre para nuestra economía en forma de plusvalías y en forma de valores orientativos que graban las transmisiones de todo tipo.
*Vicent Cabrera Cabrera, Portavoz del PSPV-PSOE en el Ayuntamiento de Benissa.
Se sorprenderán los lectores de este artículo de la cantidad de información que facilitan estos datos poblacionales y de lo equivocados que podemos estar en nuestras apreciaciones políticas y sociales si las frías matemáticas en forma de estadísticas no nos descubriesen la realidad.
Hacemos política para ciudadanos de determinadas edades y condiciones e ignorar estos datos poblacionales puede desembocar en tomar decisiones equivocadas pues primero hemos de saber para quiénes y para qué, y después diseñar las políticas adecuadas.
Los números no engañan. Desde los años 2007 y 2008 en adelante, cada año se vienen produciendo en Benissa tres defunciones por cada dos nacimientos. Además en la revisión del padrón municipal hemos perdido en términos absolutos más de 2.000 personas que definitivamente ya no figuran en nuestro censo. Por otro lado, desde hace varias décadas no se alcanza una cifra reiterada o sostenida de nacimientos de más de cien individuos anuales y por si fuera poco, un número elevado de jóvenes beniseros están fijando su residencia fuera de nuestra localidad por evidentes razones económicas, pero también por nuestra falta de vitalidad y dinamismo social y cultural.
La deriva o quiebra política económica social y cultural que padecemos en Benissa se refleja en toda su cruda realidad en la institución denominada Sociedad Cultural de Benissa, más conocida como LA CULTURAL, que arrancó con un mínimo de socios cercano al millar, y hoy dudo mucho que alcance los cuatrocientos socios , sin atisbo de continuidad tanto de socios como de contenidos.
Equivocadas políticas han generado sin duda el problema político más grave al que nos enfrentamos en Benissa, el fenómeno poblacional pero no es el único.
De todos es sabido que el Tribunal Supremo anuló a mediados del 2013 el Plan General de Ordenación Urbana de Benissa elaborado y aprobado en el año 2003, y hoy, casi dos años después, todavía no tenemos una respuesta certera de cómo solucionar esta falta de Plan General así que ahora y por mucho tiempo, nos regiremos en Benissa por el Plan General que aprobamos en el año 1982 que ha resurgido de sus cenizas a consecuencia de esta decisión Judicial.
Puede parecer intranscendente pero las consecuencias en el orden político y económico son espectaculares. Vayan haciéndose a la idea que no se puede ejecutar la ampliación de la Calle Calpe, ni se puede ejecutar la Ronda Norte por citar alguna de las infraestructuras contempladas en el plan general del año 2003 anulado por el Tribunal Supremo, pero en realidad no se puede ejecutar ninguna de dichas infraestructuras previstas en el plan del año 2003 ni en el plan de 1982. Todo ello por no mencionar la formidable inseguridad jurídica que representa esta situación para todas aquellas personas que quieran invertir en Benissa.
Un alucinante retroceso y anclaje al pasado de más de 30 años, pero la cosa no queda ahí porque las consecuencias fiscales o tributarias resultan igualmente asfixiantes ya que la mayor parte de las parcelas urbanizables pendientes de desarrollo en Benissa pagan un IBI que hoy resulta confiscatorio por ser excesivamente gravoso, sin que sus propietarios puedan ver en un horizonte cercano ni una mera expectativa ganancial de futuro al carecer Benissa de Plan General de ordenación urbana. Un soberano despropósito político.
Tampoco estamos mejor con la política turística implementada durante años del mismo gobierno local. O mejor , la no política Turística. Curioseo año tras año los Anuarios Turísticos de la Costa Blanca y las Guías de Turismo de la Comunidad Valenciana y jamás he visto ni nuestras playas ni nuestras calas anunciadas en estas revistas especializadas. Fíjense en los folletos publicitarios que entregamos en nuestra Oficina de Turismo de Benissa, verdaderas reliquias del pasado lejano que demuestran lo que realmente se está haciendo en esta área pues a los hechos me remito ya que todos los años nuestros gobernantes acuden a FITUR, feria internacional del turismo, en una especie de viaje a ninguna parte y carente de objeto. Necesitamos imperiosamente un acuerdo político sobre Turismo y una magnifica estrategia de actuación entre el Ayuntamiento y los empresarios privados. No hemos sabido crear en la zona costera ninguna infraestructura diferenciadora que nos sirva de icono y que nos permita competir con nuestros vecinos de Moraira y Calp porque vivimos de espaldas a nuestra Costa y esta actitud nos pasa factura. Insisto en nuestra zona costera pues es donde captamos nuestros mayores recursos económicos pero me refiero a todo el territorio, al urbano y también al rural.
De nuestro comercio y nuestro empresariado poco que añadir, multitud de iniciativas desde el ayuntamiento aunque la realidad es que nuestros comercios agonizan al igual que nuestro Mercado del sábado y cómo no, nuestro renovado Mercado Municipal sito en la Calle Hort de Bordes. Algo estamos haciendo mal.
Respecto a nuestros empresarios, llama la atención que las empresas más potentes de nuestra localidad prácticamente operan fuera de nuestro término municipal y las de menor entidad se encuentran atrapadas por la crisis de la construcción pero también por la inevitable saturación del sector. Tampoco en este aspecto los sucesivos gobiernos en el ayuntamiento de Benissa han liderado iniciativas originales y novedosas, como las que han surgido en las localidades vecinas y que suponen una exitosa colaboración entre la administración local y los empresarios del sector privado. Esta circunstancia limita nuestras posibilidades en el capitalismo del siglo XXI.
Concluyo este primer artículo refiriéndome a la necesidad imperiosa de abordar una reforma catastral que posibilite la adecuación de los valores catastrales de nuestras propiedades a la realidad del mercado y sobre todo, que recoja la reciente y ya citada doctrina del Tribunal Supremo en orden a no grabar parcelas que no están urbanizadas como urbanas. También es necesaria esta reforma porque hoy por hoy estos altos valores suponen un lastre para nuestra economía en forma de plusvalías y en forma de valores orientativos que graban las transmisiones de todo tipo.
*Vicent Cabrera Cabrera, Portavoz del PSPV-PSOE en el Ayuntamiento de Benissa.
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