Los niños vienen de París
El tsunami de corrupción política que viene asolando la democracia nos está llevando a una encrucijada sobre el discurrir de la política en nuestro futuro más inmediato. O rectificamos el rumbo y adoptamos estándares democráticos de corte europeo o internacionalmente dejaran de tomarnos en serio como Estado verdaderamente democrático.
Hoy podemos ver, oír y leer, como la mayoría de los partidos políticos, en especial, los mayoritarios Partido Popular y PSOE, se desvaran en promesas, proclamas y protocolos para impedir la corrupción, pero de nada sirven puesto que a duras penas son creíbles. Tampoco es solución que una democracia recurra constantemente a la Justicia, pues al cabo, su intervención a posteriori no es remedio de conductas que ya han dañado la confianza ciudadana, al igual que, el tener una buena lavadora, no es la solución para que dejemos de ensuciarnos la ropa.
La cuestión es mucho más simple. Que por Ley se establezca una verdadera democracia interna en los partidos políticos, un militante un voto en cada elección. Que se implanten listas abiertas en los partidos políticos en todas y cada una de las elecciones en las que concurren delante de la ciudadanía, y sobre todo, que se limite el mandato de quienes gobiernan por un plazo de 8 años, sean en Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades Autónomas o Gobierno Central. Si todo un presidente del Gobierno de los EEUU de América no puede gobernar más de 8 años porque la Ley se lo impide, no será dramático que nuestra Ley se la imponga igualmente a cualquiera de los políticos en España. Recordemos que los camposantos están repletos de políticos imprescindibles.
Son estas medidas las que hacen a los gobernantes capaces, responsables y competentes, a diferencia de lo que ahora estamos viviendo en nuestra democracia que no es más que populismo y cobardía.
En este país, la corrupción nos alcanza a todos, hasta prácticamente al último ciudadano, una genética predispuesta desde los tiempos de la Picaresca, y montañas de dinero por el medio, han sido el combustible perfecto. Podemos afrontar esta realidad política y social y cambiarla, o bien, abrazar los nuevos cantos de sirena que nos quieren hacer creer que los niños vuelven a venir de París o del cielo, aunque sepamos que de estos dos lugares casi siempre suelen traer problemas. Al menos los socialdemócratas deberíamos tenerlo claro.
Vicent Cabrera Cabrera
Portavoz del grupo PSOE en el Ayuntamiento de Benissa.
![[Img #16622]](upload/img/periodico/img_16622.jpg)
El tsunami de corrupción política que viene asolando la democracia nos está llevando a una encrucijada sobre el discurrir de la política en nuestro futuro más inmediato. O rectificamos el rumbo y adoptamos estándares democráticos de corte europeo o internacionalmente dejaran de tomarnos en serio como Estado verdaderamente democrático.
Hoy podemos ver, oír y leer, como la mayoría de los partidos políticos, en especial, los mayoritarios Partido Popular y PSOE, se desvaran en promesas, proclamas y protocolos para impedir la corrupción, pero de nada sirven puesto que a duras penas son creíbles. Tampoco es solución que una democracia recurra constantemente a la Justicia, pues al cabo, su intervención a posteriori no es remedio de conductas que ya han dañado la confianza ciudadana, al igual que, el tener una buena lavadora, no es la solución para que dejemos de ensuciarnos la ropa.
La cuestión es mucho más simple. Que por Ley se establezca una verdadera democracia interna en los partidos políticos, un militante un voto en cada elección. Que se implanten listas abiertas en los partidos políticos en todas y cada una de las elecciones en las que concurren delante de la ciudadanía, y sobre todo, que se limite el mandato de quienes gobiernan por un plazo de 8 años, sean en Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades Autónomas o Gobierno Central. Si todo un presidente del Gobierno de los EEUU de América no puede gobernar más de 8 años porque la Ley se lo impide, no será dramático que nuestra Ley se la imponga igualmente a cualquiera de los políticos en España. Recordemos que los camposantos están repletos de políticos imprescindibles.
Son estas medidas las que hacen a los gobernantes capaces, responsables y competentes, a diferencia de lo que ahora estamos viviendo en nuestra democracia que no es más que populismo y cobardía.
En este país, la corrupción nos alcanza a todos, hasta prácticamente al último ciudadano, una genética predispuesta desde los tiempos de la Picaresca, y montañas de dinero por el medio, han sido el combustible perfecto. Podemos afrontar esta realidad política y social y cambiarla, o bien, abrazar los nuevos cantos de sirena que nos quieren hacer creer que los niños vuelven a venir de París o del cielo, aunque sepamos que de estos dos lugares casi siempre suelen traer problemas. Al menos los socialdemócratas deberíamos tenerlo claro.
Vicent Cabrera Cabrera
Portavoz del grupo PSOE en el Ayuntamiento de Benissa.
![[Img #16622]](upload/img/periodico/img_16622.jpg)



















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.143