El perro y la voz de su amo
Su amo le ordenaba y él obedecía, así de simple era la vida del perro, al que encima ironías del destino, supuestamente quien le dictaba lo que tenía que hacer, era llamado su amigo.
Benissa, mediados de los ochenta, los jóvenes se divertían sin apenas pensar en su futuro
¡Faltaría más! Era nuestro momento.
Madurábamos y nadie podía parar el tiempo que pasaba inexorablemente para todos.
Han pasado unos cuantos años y nuestros amigos se han convertido en policías locales, directores de bancos, gerentes de empresas, jefes de personal, alcaldes o concejales de este u otros ayuntamientos, en definitiva de trabajadores que ganan un sueldo legalmente para sacar una familia… su familia adelante
Pero ya no somos los mismos, el que antaño fuera tu amigo, aunque fuera tu mejor amigo, hoy te mira de soslayo, pues su trabajo de policía, no le permite por lo visto tener buenos amigos.
El director del banco, el mismo que te acompaño en esa caminata a solas por las vías del tren hasta Calpe, porque el grupo excursionista no se había presentado, y almorzaste esa mañana tan especial contemplando el paisaje desde Oltà, es quien te da las malas noticias de que no puede ayudarte en la situación que a tantos nos ha tocado lidiar.
Ni siquiera aquella compañera de clase, esa “amiga”, pudo hacer nada por ti, pues fue ella quien “ayudo” a empujar el cierre de un negocio en marcha, y todo porque le había tocado estar al frente de urbanismo como concejala del ayuntamiento
Y qué decir de aquel amigo que uno presume que es, con partidas de ajedrez incluidas, hasta que se convierte en alcalde y la amistad deja paso a un torrente de buenas palabras, con palmaditas en la espalda. ¡Todo va bien! ¡Todo va bien!
De repente uno se siente como el coche que va en dirección contraria pensando que todos los demás coches son los que circulan mal, cuando en realidad el que circula en sentido equivocado es él.
¿Amigos? Amigo ratón del queso.
Un día el mejor amigo del hombre, cansado, se gira y muerde la mano de su amo, porque está harto de soportar palmaditas, buenas palabras, y se marcha rompiendo las cadenas.
Libre para hacer lo que le plazca, ya no escuchará más la voz de su amo.
Su amo le ordenaba y él obedecía, así de simple era la vida del perro, al que encima ironías del destino, supuestamente quien le dictaba lo que tenía que hacer, era llamado su amigo.
Benissa, mediados de los ochenta, los jóvenes se divertían sin apenas pensar en su futuro
¡Faltaría más! Era nuestro momento.
Madurábamos y nadie podía parar el tiempo que pasaba inexorablemente para todos.
Han pasado unos cuantos años y nuestros amigos se han convertido en policías locales, directores de bancos, gerentes de empresas, jefes de personal, alcaldes o concejales de este u otros ayuntamientos, en definitiva de trabajadores que ganan un sueldo legalmente para sacar una familia… su familia adelante
Pero ya no somos los mismos, el que antaño fuera tu amigo, aunque fuera tu mejor amigo, hoy te mira de soslayo, pues su trabajo de policía, no le permite por lo visto tener buenos amigos.
El director del banco, el mismo que te acompaño en esa caminata a solas por las vías del tren hasta Calpe, porque el grupo excursionista no se había presentado, y almorzaste esa mañana tan especial contemplando el paisaje desde Oltà, es quien te da las malas noticias de que no puede ayudarte en la situación que a tantos nos ha tocado lidiar.
Ni siquiera aquella compañera de clase, esa “amiga”, pudo hacer nada por ti, pues fue ella quien “ayudo” a empujar el cierre de un negocio en marcha, y todo porque le había tocado estar al frente de urbanismo como concejala del ayuntamiento
Y qué decir de aquel amigo que uno presume que es, con partidas de ajedrez incluidas, hasta que se convierte en alcalde y la amistad deja paso a un torrente de buenas palabras, con palmaditas en la espalda. ¡Todo va bien! ¡Todo va bien!
De repente uno se siente como el coche que va en dirección contraria pensando que todos los demás coches son los que circulan mal, cuando en realidad el que circula en sentido equivocado es él.
¿Amigos? Amigo ratón del queso.
Un día el mejor amigo del hombre, cansado, se gira y muerde la mano de su amo, porque está harto de soportar palmaditas, buenas palabras, y se marcha rompiendo las cadenas.
Libre para hacer lo que le plazca, ya no escuchará más la voz de su amo.




















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