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Sábado, 05 de Junio de 2010 Tiempo de lectura:

Del corporativismo y otros menesteres de nuestros funcionarios de policía

Es cierto que el corporativismo es bueno para según que cosa y malo para otras.

 Los funcionarios, son un buen ejemplo de esto, y si profundizamos aun todavía un poco más, cada vez que el círculo se va cerrando, y hablamos de las diferentes ramas laborales, el grado de corporativismo es mayor todavía, si cabe.

 Imaginemos el cuerpo policial y su sindicato independiente, para poner un ejemplo.

 Sabemos que es algo que ocurre, y lo damos por hecho de que es tan habitual que no le prestamos atención, pero bien sabemos que (salvo excepciones muy graves) los diferentes cuerpos de policía tienen  a bien “levantar la vista” en los controles o retenes que llevan a cabo, si el que paran es un compañero suyo, de cualquiera de los diferentes cuerpos de policía que hay en España, o todavía aun más (lo de levantar la vista) si el que pasa en ese momento es un compañero de su misma población por tanto conocido.

 Eso también se puede llamar corporativismo ¿no?, pues está protegiendo o librando de una multa a sus compañeros.

 Por lo tanto podríamos decir que el ciudadano no es igual ante la ley para según que caso, pero… Aquí esta el “quid” de la cuestión, la palabra de un agente salvo pillado en flagrante farsa con testigos, como decía,  la palabra de un policía es lo que va a misa, y ay de ti si no tienes a personas que corroboren tu versión.

 Pero saben, a veces es bueno sentarse a  mirar, y dejar que pase el tiempo, para ver  como entre ellos mismos se tiran  piedras a  su propio tejado.

 Imaginemos dos casos ficticios, pero podría servir como ejemplo.

 Un policía tiene un bar (o su mujer, pero para el ejemplo es lo mismo ¿no?) y curiosamente en la calle donde tiene su bar, que por cierto paran muchos compañeros incluidos los de otros cuerpos de policía, pues parece que nunca se la ha visto multando en esa calle a ningún coche. Y con toda la gente que para a almorzar, oigan cosas de la vida, apenas si se vieron alguna vez  a otros compañeros poniendo multas, pero estos mismos colegas,  si cumplen su cometido a la hora de denunciar vehículos, en el resto de la población, como por ejemplo delante del ayuntamiento a pobres personas mayores sin capacidad para defenderse del “corporativismo policial”.

 Eso si, ay del compañero que pusiera una multa en esa calle, porque los gritos de las explicaciones por haber multado a gente que solo iba a tomarse un café, se podrían escuchar hasta en Bernia.

 Sigamos con el segundo caso ficticio, y ya que la mujer del primero tenía un bar, ahora pongamos que la mujer del segundo policía se pone una carnicería, pero a diferencia del primero, cuando entran los clientes a comprar carne ¡vaya!, aparecen otros compañeros  y ponen multas a los clientes que han pensado que podían dejar sus coches durante un momento, como ocurre en el primer caso.

 Aquí no se escuchan gritos, porque la ley es para todos (sic)

 Ustedes mismos habrán podido observar que en un caso el corporativismo existe y en otro caso no ¿dónde está la diferencia?

 Podríamos rizar el rizo y pensar que el primero pertenece a los sindicatos policiales de una u otra forma y el segundo no.

 Pero claro como son ejemplos ficticios, y lo que quiero dar a entender es que con la Policía uno no se puede meter, porque  después si necesitas ayuda, no te la prestan, y   se quedan sentados en su despacho

De igual modo, si escribes   sobre ellos te cogen animadversión y dejan al lado la profesionalidad para convertir tu solicitud de auxilio, en su venganza personal (como pudiera ser mi caso por ejemplo).

 Que cuando dices algo en voz alta aun a sabiendas de que es verdad, si no tienes testigos, aparece el corporativismo más duro y todos callan, aunque sepan que tengas razón.

 Pues eso, si alguna vez ocurriera lo de los ejemplos ficticios arriba citados, pues oigan, que quieren que les diga.

 Aquí paz y gloria, porque cada uno tiene lo que se merece, porque podrían haber defendido  con la misma igualdad al ciudadano cuando se queda indefenso,  cuando uno de sus compañeros,  trata a los ciudadanos, dejándolos como mentirosos ante todos, sin posibilidad de más defensa que callar y pagar.

 Como decía si alguna vez ocurre algún ejemplo ficticio de los aquí citados, pues pensaré que el tiempo pone las cosas en su sitio, y quien se pica, ajos come.

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